jueves, 19 de agosto de 2021

La verdad no es ja ja ja ja




Portada de Truth de 23 de octubre de 1918 (publicación fundada por el liberal inglés Henry Labouchère


Dos jueces estadounidenses del Tribunal Supremo creen que difamar a personajes públicos no ha de salir gratis en este mundo del gatillo fácil digital.


Aquí  lo que dice Liptak del NYT en V.O.


Y aquí una tradu exprés:

"Dos jueces dicen que el Tribunal Supremo debería reconsiderar la decisión histórica sobre la difamación


El juez Neil M. Gorsuch ha sumado su voz a la del juez Clarence Thomas para cuestionar la vieja doctrina sobre difamación y funcionarios públicos establecida en el asunto "New York Times contra Sullivan".

Los jueces Clarence Thomas y Neil M. Gorsuch han dicho que el nuevo contexto de los medios de comunicación les ha pesado a la hora de entender la doctrina sobre difamación establecida en un asunto histórico de 1964.

Por Adam Liptak

2 de julio de 2021

WASHINGTON. -  Dos jueces pidieron el pasado viernes al Tribunal Supremo que reconsiderase la doctrina "New York Times contra Sullivan", el histórico fallo de 1964 que interpreta la Primera Enmienda de la Constitución [de libertad religiosa y de expresión] en el sentido de dificultar que prosperen las demandas por difamación a funcionarios públicos. Uno de ellos, el juez Clarence Thomas, ha repetido puntos de vista que ya había expuesto en un voto particular de 2019. El otro, el juez Neil M. Gorsuch, ha ofrecido nuevos elementos que apuntan a que la doctrina Sullivan y los fallos que la fueron ampliando deben reevaluarse.

Ambos magistrados han efectuado sus comentarios en sendos votos particulares a la decisión del Tribunal Supremo de desestimar la demanda por difamación interpuesta por el hijo de un exprimer ministro de Albania.

Los dos jueces han afirmado que el actual contexto de los medios de comunicación ha influido en su opinión acerca de la doctrina sobre la difamación recogida en el caso Sullivan. Esta doctrina exigía que, para estimar una demanda de difamación presentada por un funcionario público, era preciso por parte de éste demostrar que las declaraciones ofensivas contra su persona se habían hecho a sabiendas de que eran falsas, o bien incorporaban serias dudas subjetivas sobre su veracidad; un criterio más estricto que el aplicable a las demandas presentadas en relación a ciudadanos ordinarios. La doctrina Sullivan se fue ampliando en sentencias ulteriores para incluir a las figuras públicas y no sólo a los funcionarios.

El juez Thomas ha denunciado el auge de las teorías de la conspiración y otras desinformaciones. Para ello se ha hecho eco de una noticia sobre "el tiroteo en una pizzería que se rumoreaba era 'el cuartel general de una red satánica de abusos sexuales a menores en la que estaban implicados altos cargos demócratas, como Hillary Clinton'", y de un artículo del New York Times sobre "cómo publicaciones on-line que tildan falsamente a alguien de 'ladrón, defraudador y pederasta' pueden provocar la necesidad de establecer un sistema de control interno".

"La proliferación de falsedades es, y siempre ha sido, un asunto muy serio", escribe el juez Thomas. "En lugar de seguir evitándoles a los que incurren en mentiras el tener que arrostrar los recursos tradicionales, como son las demandas por difamación, deberíamos otorgarles sólo la protección prevista en la Primera Enmienda". [Esta protege la libertad de religión y la de expresión sin interferencia del Gobierno]

El juez Gorsuch señala que muchas cosas han cambiado desde 1964, y sugiere que la doctrina sobre difamación podía tener sentido cuando había menos fuentes de noticias y, además, eran más fiables y estaban bajo el control de entidades "que empleaban a legiones de reporteros de investigación, editores y verificadores de hechos".

"Un gran número de periódicos y revistas han fracasado", escribe. "Las cadenas de noticias han perdido a la mayoría de sus espectadores. Con esta caída ha llegado el auge de las noticias por cable 24 horas, y las plataformas de medios de comunicación en línea que "monetizan cualquier cosa que consiga clics".

"Lo que empezó siendo en 1964 una decisión que toleraba alguna falsedad ocasional [como peaje a pagar] para garantizar la solidez informativa de un puñado de medios impresos y audiovisuales", escribe, "ha evolucionado hasta convertirse en una importante fuente de ingresos mediante la publicación de falsedades, con unos medios y a una escala nunca antes imaginables".

Los dos jueces han expresado su opinión en sendos votos particulares a la desestimación del recurso, en el asunto "Berisha contra Lawson", nº 20-1063, una demanda por difamación presentada por Shkelzen Berisha, hijo del antiguo primer ministro de Albania, quien demandó al autor y al editor de Arms and the Dudes: How Three Stoners From Miami Beach Became the Most Unlikely Gunrunners in History, un libro publicado en 2015 sobre la compra de armamento, obra en que se basó, a su vez, la película War Dogs.

El Sr. Berisha alegó que el libro, escrito por Guy Lawson y publicado por Simon & Schuster, vinculaba falsamente a su padre con el negocio ilícito de la venta de armas.

El Tribunal de Apelación nº 11 de Atlanta, Estados Unidos, basándose en decisiones que ampliaron en su día la jurisprudencia Sullivan, de los funcionarios a las figuras públicas, dictaminó que el Sr. Berisha era una figura pública.

"Lo que subyace en la doctrina de la figura pública se aplica inequívocamente a Berisha: él era ampliamente conocido por el público, se le había vinculado públicamente con una serie de escándalos de gran interés general, y tuvo un acceso privilegiado a los medios de comunicación albaneses en su esfuerzo por presentar una versión propia de la historia, amén de ser muy cercano a las personas que estaban en el poder", escribe el juez Diarmuid F. O'Scannlain, juez visitante del Distrito nº 9, en el voto unánime de los tres jueces.

Como figura pública, continúa el juez O'Scannlain, el Sr. Berisha debía demostrar que lo que el libro decía sobre él se había publicado con "intención dolosa"; pero no lo logró.

El viernes, el juez Thomas dijo que el Tribunal Supremo se había sacado de la manga la regla de la "intención dolosa".

El pronunciamiento de este Tribunal, en el sentido de que la Primera Enmienda requiere que los personajes públicos demuestren que ha habido "intención dolosa" [en su contra] no guarda "relación alguna con el texto, la génesis o la estructura de la Constitución", escribe, citando un reciente voto particular del juez Laurence H. Silberman del Tribunal de Apelaciones del Distrito de Columbia."

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De momento sólo son dos disidentes, pero no se ganó Zamora en una hora. Ni en dos.


[Seguirá ampliación...]