sábado, 20 de marzo de 2021

HBH



Un manual en dos pasos.


Aquí en V.O

Manual de expiación de la culpa para hombres blancos heterosexuales (HBH)


Siguiendo las corrientes progresistas más recientes, este manual pretende liberar a los HBH de la culpa, los traumas y las neurosis, y ayudarles a encontrar la felicidad plena.

por João Cerqueira

Primer paso

¡Asume tu culpa! Asume que perteneces a una mayoría que desde el Cromañón ha tiranizado a las mujeres, a las personas LGBT, a los defensores del clima y de los animales, y a otras "razas", incluso ha exterminado a los pobres Neandertales. Puedes intentar argumentar que naciste en el siglo XX, que nunca esclavizaste a nadie, que siempre trataste bien a las mujeres, a las personas LGBT y a los animales, que plantaste un árbol, que no comes carne y amas el tofu y reciclas tu basura, que incluso corriste una maratón por una causa benéfica. Y yo te contesto que Hitler era vegetariano, Stalin estudió para ser sacerdote y Martha Goebels era hija de un judío... y luego se vio lo que se vio. Ojo, los HBH, y algunas mujeres blancas, son maestros del disfraz. Por otro lado, si los propios HBH sostienen que es absurdo borrar la historia reivindicando con orgullo la epopeya de los Descubrimientos, entonces, para ser coherentes, deben asumir también la herencia de la violencia contra los pueblos colonizados.

Así que no te hagas el listo: date por culpable y pide perdón. Y si quieres inspirarte en uno de los raros episodios dignos de la historia, haz como Egas Moniz: ponte una soga al cuello.


Segundo paso

¡Avergüénzate de que te gusten las mujeres! Bueno, de que sólo le gusten las mujeres. Si estás convencido de que sólo te atrae el sexo femenino, siento decirte que te han engañado (tus padres). Como ha demostrado la ciencia, la identidad sexual es una construcción social y familiar. En otras palabras, los niños son educados para que les gusten las niñas y viceversa. Afortunadamente, algunos hombres y mujeres, heroicamente, se resisten a esa imposición. Así que, querido, ha llegado el momento de descubrir tu verdadera identidad sexual, que personas bienintencionadas pero ignorantes te han robado. No estoy diciendo que debas convertirte en gay. Más bien, debes abrir tu mente (y tu cuerpo) a nuevas experiencias. Además de tener sexo con mujeres, deberías, al menos una vez, intentar acostarte con alguien de tu mismo sexo. No cuesta nada, o sólo la primera vez, y la segunda, según dicen. Y si la idea no te seduce, o incluso te hace vomitar, piensa en la belleza de las estatuas de la Antigua Grecia, el David de Miguel Ángel o incluso el Desterrado de Soares dos Reis. ¿Quién podría resistirse a esos cuerpos?

Pero, si realmente quieres liberarte de esa educación patriarcal, homofóbica y racista, entonces da el paso definitivo hacia tu liberación sexual. Adora a los animales. Pero ve más allá que San Antonio, el patrón de los animales, y no te limite a dar sermones a los peces. Con su consentimiento, extiende tu afecto al reino animal teniendo sexo con tu Pitbull, tu gato siamés o, para los que les gusta la adrenalina y están asegurados contra todo riesgo,  con uno de esos burros de Trás-os-Montes que están en riesgo de extinción. Desata la bestia que hay en ti. Ruge, cocea, escarba. Y, para crear un ambiente romántico, enciende unas velas y pon Walk on the Wild Side de Lou Reed.

Último paso, sólo para los que han logrado los dos primeros.

Estimado, ¡felicidades! ¡Lo has conseguido! En este momento ya no eres un miserable HBH, un pobre diablo al que sólo le gustaban las mujeres, un analfabeto sexual. Ahora eres un ser humano pleno, feliz y holístico que ha purgado las toxinas culturales que te hicieron tanto daño. El mundo es ahora un lugar mejor y renace la esperanza en el futuro. Así que sal y difunde las buenas noticias. Hay que convertir, liberar y rescatar del sufrimiento a las almas blancas perdidas que no han encontrado su camino de Damasco.

Por mi parte, te envidio, pero desgraciadamente no puedo ayudarte. Porque, por mucho que lo intente, no puedo dar ni el primer paso, y mucho menos el resto.

 João Cerqueira