sábado, 27 de febrero de 2021

Unos años antes


          Hélène Devynck y Emmanuel.-

                                                                                                                


El 21 de febrero de 2013 Hélène Devynck dio esta entrevista sobre ella en relación con la escritura de su entonces marido Emmanuel Carrère.

Aquí en V.O.


Aquí debajo una tradu exprés. 


"Si se lo diera a leer a alguien antes que a mí, sería terrible"


Hélène Devynck es la esposa de Emmanuel Carrère y lee las obras de su marido antes de que nadie lo haga.

Por Raphaëlle Rérolle


Un "inmenso regalo": así recibe Hélène Devynck los manuscritos de Emmanuel Carrère, su marido, cuando se los entrega. Antes que a nadie. Este papel de primera lectora es muy importante para ella. "Si se lo diera a leer a alguien antes que a mí, sería terrible. Como si me engañara", dice esta periodista que trabajó durante mucho tiempo en LCI, luego en i-Télé, y que ahora dirige una empresa de consultoría.


TIEMPO PARA SU FAMILIA

El momento es "muy ritualizado y muy emotivo", nos cuenta. Llega después de un período más o menos largo de escritura, durante el cual Emmanuel Carrère trabaja en su rincón, sin que ella sepa exactamente sobre qué. Conoce, eso sí, el tema y considera que algunas de sus conversaciones están "orientadas" según el libro en curso, pero aparte de esto, no mucho más. Ella no se siente absolutamente excluida durante estos períodos: "Las horas en las que se encierra a trabajar son como un diferido para mí. Sé que al final veré el resultado. Y entonces tendré la cronología de todos los días que pasó en su despacho". Por cierto, le atribuye el mérito de sacar tiempo para la familia, pase lo que pase, y por muy "productivo, o muy seco y ansioso" que esté. Según ella, es "de una gran delicadeza al respecto".


"ES IMPORTANTE LA ADMIRACIÓN"

Cuando llega el momento, él la advierte de que le va a enviar un mensaje. No el mismo día, sino uno o dos días después. El manuscrito aún no está completamente terminado, por lo que podrá hacer sugerencias. Sin embargo, ella enseguida empieza a "ponerse nerviosa": "Tengo mucho miedo de que no me guste, lo cual sería terrible. Algo que, afortunadamente, ¡nunca ha ocurrido! Es como si él diera una voltereta: no me gustaría que se cayera de espaldas. Como es el hombre al que amo, quiero que me guste lo que me manda. Es importante la admiración. Si él lo hiciera mal, yo podría decirme que me he equivocado".

Durante el tiempo de la lectura, la tensión es grande. "¡Ni nos atrevemos a mirarnos!", dice riendo. Luego vienen los comentarios. "Cree que tengo buen oído. Sé cuando el texto suena justo. Para Una novela rusa, le sugerí que modificara el último capítulo, que originalmente era mucho más negro y desesperado que en la versión final. Le dije que ya no correspondía a su estado de ánimo actual. Que debía decirle a su madre que la quería". Y él le hizo caso.


"TAMBIÉN ES SU VIDA"

Sin embargo, su posición como cónyuge sería muy diferente si viviera con un escritor de ficción. Y es que Emmanuel Carrère evoca esencialmente personajes y situaciones que han existido. En De vidas ajenas habla de la hermana de Hélène Devynck, que murió joven de cáncer. "Una semana después del entierro, me dijo: 'Me ocupé de mi familia en Una novela rusa, ahora voy a ocuparme de la tuya'. Si le hubiera dicho que no, no lo habría hecho. Pero también es su vida, no sólo la mía".

De todos modos, ella "confía" en él. Pero, en retrospectiva, sigue teniendo un temor: "Tengo mucho miedo de que las palabras de Emmanuel invadan mis recuerdos y los distorsionen. Mis propias imágenes son inevitablemente diferentes. Pero un texto, por muy rico y bello que sea, siempre es más pobre que la vida real". 

¿Qué ha pasado, en definitiva? ¿El texto se impone a los recuerdos? 

"Me pregunto si no tiene ese efecto, sí".


Raphaëlle Rérolle


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"El amor es el infinito al alcance de un caniche" E.M. Cioran