miércoles, 10 de agosto de 2022

Seré yo el único

¿Hizo  Felipe VI un mero Zapatero al paso del espadón de Bolívar, hizo un Balduino, o fue otra cosa? 

El marido de Fabiola abdicó unas horas en 1990 parque pudiera aprobarse en Bélgica una ley del aborto, llamada de las 12 semanas, que le planteaba problemas de conciencia (“¿Es normal que sea el único ciudadano belga que se vea obligado a actuar contra su conciencia en un ámbito esencial? ¿Se aplica la libertad de conciencia a todo el mundo excepto al rey?”: ver la carta íntegra infra). Si la sentada de Felipe VI fue esa clase de cláusula de conciencia, urge un hácese saber, sin más demora, de la Casa Real para zanjar peligrosas polémicas; si, en cambio, y retomando esa cierta idea de España que tuvo el 3 de octubre de 2017, le impulsó un designio más alto, que empiece por fin a ejercer su encomienda de arbitrar y moderar el funcionamiento normal de las instituciones, impidiendo la voladura controlada de este régimen del 78 en que se apoya su corona. Por España, todo por España (y por su propia coronilla y la de su hija).

Mas si apenas fue un Zapatero pueril, redundancia, la Messa è finita, puede ir en paz y seguir alpargateando lo que le queda de verano. 

Diciembre (de 2023) ¿el mes más cruel?

---


La  carta de objeción de conciencia que mandó Balduino en 1990 al primer ministro belga cuando la ley del aborto.

Aquí en V.O. 

Aquí en una tradu exprés:

es normal que sea el único ciudadano belga que se vea obligado a actuar contra su conciencia en un ámbito esencial? ¿Se aplica la libertad de conciencia a todo el mundo excepto al rey?

"Señor Primer Ministro,

 En los últimos meses, he podido transmitir a muchos políticos mi gran preocupación por el proyecto de ley sobre la interrupción del embarazo. Este texto ha sido votado en la Cámara después de haber sido votado en el Senado. Lamento que no se haya podido alcanzar un consenso entre los principales partidos políticos en una cuestión tan fundamental.

 Este proyecto me plantea un grave problema de conciencia. Me temo que una gran parte de la población entenderá que autoriza el aborto durante las primeras doce semanas después de la concepción.

 También tengo serias dudas sobre la disposición que permite abortar más allá de las doce semanas si el niño por nacer padece una "enfermedad especialmente grave reconocida como incurable en el momento del diagnóstico". ¿Ha pensado alguien en cómo percibirían ese mensaje los discapacitados y sus familias?

 En definitiva, me temo que este proyecto va a suponer una importante disminución del respeto a la vida de los más débiles. Así que podrá entender por qué no quiero que se me asocie con esta ley.

 Al firmar este proyecto de ley y aceptarlo como tercera rama del poder legislativo, creo que inevitablemente estaría asumiendo cierto grado de corresponsabilidad. No puedo hacerlo por las razones expresadas anteriormente.

 Sé que al hacerlo no estoy eligiendo un camino fácil y que me arriesgo a no ser comprendido por muchos de mis conciudadanos. Pero es el único camino que puedo seguir en conciencia.

 A los que se sorprenden de mi decisión, les pregunto: ¿es normal que sea el único ciudadano belga que se vea obligado a actuar contra su conciencia en un ámbito esencial? ¿Se aplica la libertad de conciencia a todo el mundo excepto al rey?

 Me gustaría terminar esta carta subrayando dos puntos importantes a nivel humano.

 Mi objeción de conciencia no implica ningún juicio sobre los que están a favor del proyecto de ley.

 Por otro lado, mi actitud no significa que sea insensible a la situación tan difícil, y a veces dramática, a la que se enfrentan algunas mujeres.

 Señor Primer Ministro, le ruego que comparta esta carta, a su conveniencia, con el Gobierno y el Parlamento".