jueves, 21 de enero de 2021

Subiendo la colina

                                 A.Gorman recitando su poema


Amanda Gorman, poeta de 23 años -que quiere presentarse como presidenta en 2036-, recitó  un poema suyo para celebrar en el Capitolio la toma de posesión de Joe Biden. 


Aquí la noticia y el vídeo.


Y una posible traducción:


Subiendo la colina


Cuando llega el día, nos preguntamos, ¿dónde podemos hallar la luz en esta sombra inacabable?

La pérdida que acarreamos. 

Un mar que debemos vadear.

Nos enfrentamos al vientre de la bestia.

Hemos aprendido que la tranquilidad no siempre es la paz, y que las normas y el concepto de lo que es "justo" no siempre son la justicia.

Y, sin embargo, el amanecer es nuestro antes de que lo sepamos.

De alguna manera hacemos el amanecer.

De alguna manera  resistimos y somos testigos de una nación que no está rota sino simplemente inacabada.

Nosotros, herederos de un país y una época en los que una chica negra y flacucha descendiente de esclavos y criada por una madre soltera puede soñar con llegar a ser presidenta, y está recitando ahora para un presidente.

Y, sí, lejos de estar perfeccionados, lejos de ser prístinos, esto no significa que nos estemos esforzando por formar una unión que sea perfecta.

Nos esforzamos por forjar nuestra unión con empeño.

Para componer un país comprometido con todas las culturas, colores, caracteres y condiciones del hombre*.  

Y por ello levantamos la mirada, no a lo que se interpone entre nosotros sino a lo que está delante de nosotros.

Cerramos la brecha porque sabemos que para anteponer nuestro futuro, primero debemos dejar de lado nuestras diferencias.

Dejamos caer los brazos para poder tenderlos unos a otros.

No buscamos el daño para nadie y buscamos la armonía para todos.

Que el mundo al menos diga que esto es cierto.

Que incluso cuando nos afligimos, crecemos.

Que aunque nos duela, tenemos esperanza.

Que incluso cuando nos cansamos, lo intentamos.

Que siempre estaremos unidos, victoriosos.

No porque nunca más conoceremos la derrota sino porque nunca más sembraremos la división.

Las Escrituras nos dicen que imaginemos que cada uno se sentará junto a su propia vid y bajo la higuera, y que nadie le hará temer.

Si queremos estar a la altura de nuestro tiempo, la victoria no estará en la espada sino en todos los puentes que hemos tendido.

Esa es la promesa que hay que vislumbrar,  subiendo la colina, si nos atrevemos.

Porque ser estadounidense es más que un orgullo que heredamos.

Es el pasado que hollamos y cómo lo reparamos.

Hemos visto una fuerza que destrozaría nuestra nación antes que compartirla.

Destruiría nuestro país si eso significara retrasar la democracia.

Y este esfuerzo casi tuvo éxito.

Pero aunque la democracia pueda retrasarse periódicamente, nunca puede ser derrotada de forma permanente.

En esta verdad, en esta fe confiamos, porque mientras nosotros tenemos nuestros ojos puestos en el futuro, la historia tiene sus ojos puestos en nosotros.

Esta es la era de la justa redención.

Tuvimos miedo en el inicio.

No nos sentíamos preparados para ser los herederos de una hora tan aterradora.

Pero en ella encontramos el poder de ser autores de un nuevo capítulo, de ofrecernos esperanza y risa.

Así, mientras que antes nos preguntábamos cómo podríamos superar la catástrofe, ahora afirmamos  cómo podría la catástrofe prevalecer sobre nosotros.

No volveremos a lo que fue sino que avanzaremos hacia lo que será: un país malherido pero entero, benévolo pero audaz, feroz y libre.

No nos dejaremos llevar por la intimidación porque sabemos que nuestra inacción e inercia serían la herencia de la próxima generación, se convertirían en el futuro.

Nuestros errores se convertirían en sus cargas.

Pero una cosa es cierta.

Si fusionamos la misericordia con el poder, y el poder con lo correcto, entonces el amor se convertirá en nuestro legado y cambiará el derecho de nacimiento de nuestros hijos.

Así que dejemos un país mejor que el que nos dejaron.

Con cada aliento de mi pecho de bronce, levantaremos este mundo herido para convertirlo en otro prodigioso.

Nos alzaremos en las doradas colinas del Oeste.

Nos alzaremos desde el Noreste barrido por el viento, donde nuestros antepasados hicieron por primera vez la revolución.

Nos alzaremos desde las ciudades bordeadas de lagos de los estados del Medio Oeste.

Nos alzaremos desde el Sur, que está quemado por el sol.

Reconstruiremos, nos reconciliaremos y nos recuperaremos.

Y de todos los rincones conocidos de nuestra nación y de todos los rincones que llamamos nuestro país, nuestra gente diversa y hermosa, emergerá maltrecha y hermosa.

Cuando llegue el día, saldremos de la sombra, enardecidos y sin miedo.

El nuevo amanecer se levanta a medida que lo liberamos.

Porque siempre hay luz, si somos lo suficientemente valientes para verla.

Si tan sólo somos lo suficientemente valientes para ser esa luz.

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*(sic: ... culturas, colores, caracteres y condiciones del hombre: To compose a country committed to all cultures, colors, characters and conditions of man.)