jueves, 7 de julio de 2022

Adiós a todo eso


                                                      Ivan Rioufol durante un debate en CNews.-

Después de 20 años, se jubila de Le Figaro Ivan Rioufol (1952), gran cronista contracorriente del Bloc-notes que inaugurara en 1952 François Mauriac.

Aquí en V.O.

Aquí una tradu exprés:

20 años del "Bloc-notes", siempre tocando lo real:  el adiós de Ivan Rioufol a los lectores del Figaro.

CRÓNICA - Ante la proximidad de la jubilación, nuestro columnista ha decidido dejar su puesto, y hace balance de sus muchos años como "fotógrafo y comentarista de las convulsiones de la sociedad".


"¿Quién se atreverá a agitar las aguas de nuestra sociedad bloqueada? Me hice esta pregunta el 29 de marzo de 2002, abriendo mi primer "Bloc-notes". Veinte años después, estoy convencido de la respuesta: sólo los franceses, hartos y por fin escuchados y respetados, harán que se mueva un Sistema desconectado de la realidad, aislado del pueblo, que ya no produce ideas. "El actor principal es el pueblo (...) Lo mejor está debajo", escribió Michelet sobre la Revolución Francesa. Es este mundo de los olvidados y los modestos el que me ha inspirado, mucho más que los ostentosos y los predicadores. "Para encontrar la verdad, hay que dar la espalda a la muchedumbre"*, escribió el viejo Fontenelle. Este consejo ha guiado mis columnas semanales, llenas de "pequeños hechos reales" y retazos de Historia viva. Con la llegada de la jubilación, he optado por dejar mi lugar. Aquí va mi último "Bloc-notes".

"Dieciséis años es una edad avanzada para una crónica", decía mi ilustre predecesor, François Mauriac, en uno de sus "Bloc-notes" en el Figaro littéraire de 1968. El académico mantendría su cita con el periódico hasta su muerte en 1970. A él, Premio Nobel de Literatura, le pertenece esta fórmula periodística lanzada en 1952, año de mi nacimiento. El 31 de octubre de 1969, explicaba: "He abierto este 'Bloc-notes' (ciertamente, lleno de mí mismo) a la Historia en marcha". 

A mi nivel, he tratado de ser el fotógrafo y comentarista de las convulsiones de la sociedad, siguiendo los pasos de Max Clos, a quien sucedí en 2002. El antiguo director editorial había relanzado el "Bloc-notes" en 1988, para continuarlo hasta el final de su vida. Yves de Chaisemartin, entonces director de Le Figaro, me ofreció el trabajo con dos condiciones: "Sigues siendo tú mismo y quedas liberado de la línea editorial". Mi gratitud hacia él es inmensa.

La revolución de la realidad, de la que estas columnas han querido hacerse eco, ha comenzado. Está destinada a barrer muchas imposturas y mentiras.

Mi total libertad de tono ha sido protegida y defendida por todas las sucesivas direcciones del periódico, a las que doy las gracias. Esta preciada condición me ha valido, como a otros que han acarreado el sambenito de "reaccionario", las caricaturas, las prohibiciones y los mordiscos de la manada. Pude así comprobar la observación de Montherlant: "Los amigos de la verdad no tienen amigos". Sin embargo, me voy sin tener que renegar de mis análisis, liberado de las prohibiciones de lo políticamente correcto y de la pesadez de los calcos. Schopenhauer dice lo que yo observo: "Toda verdad pasa por tres etapas: primero es ridiculizada. Luego, padece una fortísima oposición. Y por fin  se la considera como si hubiese sido siempre una mera evidencia". Y en eso estamos: sí, la inmigración masiva está desestabilizando a la sociedad; sí, el Islam político está amenazando a la nación; sí, la Francia sobreendeudada se ha vuelto frágil.

La revolución de la realidad, de la que estas crónicas han querido hacerse eco, ha comenzado. Está llamada a barrer muchas imposturas y mentiras. El martes, en RTL, [el ministro del interior] Gérald Darmanin, refiriéndose a la violencia en el Stade de France durante la final de la Liga de Campeones, admitió la responsabilidad de la "delincuencia [en la zona de] Seine-Saint-Denis". El 1 de junio, en una comparecencia ante el Senado, el ministro del Interior había señalado a los aficionados británicos como culpables, asumiendo una mentira de Estado. Hizo reproches a la senadora Jacqueline Eustache-Brinio (Les Républicains/Gaullistas) por haber evocado "vínculos muy nauseabundos" y haberse atrevido a mencionar a matones locales. Todavía Darmanin no ha reconocido la relación, que él mismo cuestiona, entre inseguridad e inmigración. El 24 de junio, en Oslo (Noruega), fue un islamista de origen iraní quien abrió fuego cerca de un bar gay (dos muertos).

Creencias desesperadas

La Francia dañada no está fuera de peligro. Los ideólogos, si bien están preocupados por el despertar de los parias y la tozudez de los hechos, no piensan abandonar sus puestos. Pero al menos revelan, por su infantilismo en querer negar la realidad, sus creencias desesperadas. El jefe del Estado, que busca ampliar su mayoría reducida por las elecciones legislativas, ha descartado cualquier acuerdo con La France Insoumise y el RN de Le Pen  porque "estas formaciones no se inscriben en la lógica de partidos de gobierno". Sin duda, estos movimientos nunca se habrían sumado al polo presidencial; tampoco los Republicanos (Gaullistas) habrían aceptado apoyar a un macronismo desautorizado. Sin embargo, no corresponde al "presidente de todos los franceses" excluir a los ciudadanos que considera inaceptables. Sobre todo porque LFI y RN representan más o menos a la mitad del electorado. Es una parte de Francia que está despertando, a la que Macron elige rechazar, con desprecio de clase.

Cuando el ministro de Educación Nacional, Pap Ndiaye, dijo en Le Parisien el domingo: "La hora es grave", no lo hizo para alarmarse por la desculturización de la escuela, o por su infiltración por parte del militantismo "diversitario", sino para reafirmar que "no se puede transigir con el Front National" (sic). Al mismo tiempo, anunció que quería integrar en los planes de estudio "temas relacionados con el calentamiento global", y tuiteó, en apoyo de la Marcha del Orgullo LGBT+ de París: "(...) La Educación Nacional en primera línea de la lucha contra las fobias LGBT". La Reeducación nacional, al estilo de Ndiaye, se perfila como la continuación de la barbarie moderna, perpetuando la fábrica de consumidores cretinizados.

Este falso mundo no durará mucho tiempo. Ya nada se piensa racionalmente. Tras cerrar la central nuclear de Fessenheim en nombre de la ecología, el gobierno reactiva las contaminantes centrales de carbón de Saint-Avold y Cordemais para paliar la crisis energética provocada por las sanciones europeas contra Rusia. Al mismo tiempo, a la Macronía le parece urgente consagrar el derecho al aborto en la Constitución, so pretexto de que el Tribunal Supremo de Estados Unidos, rompiendo con el poder de los jueces, acaba de delegar en cada Estado la libertad de decidir sobre este delicado tema. En cuanto a la justicia francesa, que emitió su veredicto el miércoles, habrá pasado nueve meses investigando meticulosamente los atentados del 13 de noviembre de 2015 (132 muertos, más de 400 heridos), cuidando de no aludir en ningún momento al Corán tomado al pie de la letra, esa fuente cómplice de las llamadas a matar infieles. Últimas noticias: el pasaporte de vacunación, que no ha servido para nada más que para reducir las libertades individuales, podría ser restablecido en las fronteras por el higienismo estatal y el borreguismo mimético. Será sin mí.

Adiós

A mis queridos lectores: dejo Le Figaro, pero mantengo mi blog (blogrioufol.com), abierto a todos. Volveré, en otoño, a CNews, sobre todo para mi programa dominical, "Face à Rioufol". Espero verles pronto".

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* "Para hallar la verdad, hay que darle la espalda a la muchedumbre, y saber que las opiniones comunes son la regla de las opiniones sanas siempre y cuando sean tomadas en su sentido opuesto". (Bernard le Bouyer de FONTENELLE, in Diálogos de muertos, antiguos y modernos (1683)).